sábado, 19 de marzo de 2011

Luna en el perigeo - Mar 19, 2011

Fue fácil decidirme a trepar al techo, con los binoculares y la cámara en una mano, para registrar la máxima cercanía de nuestro satélite natural a nuestro planeta. Fue difícil, trepar al techo, con los binoculares y la cámara en una mano, afirmarme al techo y acostumbrarme a estar parado junto al trípode de los binoculares en el metro cuadrado de techo que podía pisar, y procurar que el viejo trípode no se me cayera al desajustarse las cansadas patas telescópicas, y atajarlo antes de que se cayera dos pisos abajo. Pero no menos difícil fue aprender a usar la cámara, adaptarla a la luz que emanaba a través de los binoculares para poder obtener buenas fotos. Así subo el álbum completo como una crónica de mi primer jornada de fotografía en techos rosarinos con cámara "tomada prestada" de la familia. Una jornada más de observación astronómica de tantas que traigo desde hace 10 años, cuando me inicié en la astronomía. Muchas de las fotografías dejan mucho que desear, pero es mi intención de registrar el fenómeno, pero sobre todo, de fotografiar la luna con mis propias manos (vamos, que un 14% más grande es poca cosa, hombre, pero la luna es la luna y a los que vivimos en ella no nos para ningún refutador de leyendas).

jueves, 10 de marzo de 2011

Conociendo 167 nuevas personas

Así, de repente, casi sin esperarlo, me toca conocer unas 167 nuevas personas. Cada una trae detrás suyo una historia, un puñado de anhelos, un mundo completo de ideas, pero también la imperiosa necesidad de desenvolverse en el mundo moderno, de comprenderlo y de aprender a transformarlo para bien de la sociedad.
He de admitir que he estado muy ansioso, pero también un poco temeroso. Lo que uno dice en clases puede ser irrelevante en las vidas de algunos, pero muy importante para otros. He de admitir también que espero que algo que diga sea disparador de cambio o de toma de decisiones para alguno de ellos. Suena a ambicioso pero al fin y al cabo, uno forma personas y no debe perder de vista que uno también es una persona. También he de admitir que me gustaría que alguno de ellos llegue a pensar algo que sea disparador de cambio o de toma de decisiones para mí. Al fin y al cabo soy un ser humano con una inconmensurable sed de aprendizaje.