lunes, 15 de febrero de 2021

La Realidad

Es un hecho que la realidad no es la verdad sino una incógnita de lo que el pasado nos dejó como recado de la divina providencia. Comer medialunas a las 6 de la tarde no puede ser más que una abstracción de la pesantez en la que nos hemos acostumbrado a bucear en los días de desasociego.

En la realidad, estamos a merced de un rigor que lejos de ser adamantino, es turbio, endeble, intermitente. La soledad nos encuentra hacinados, con nuestros ojos hinchados, sedientos de no ver a nadie por los senderos de la candente hegemonía del lenguaje protobabilónico que nos fue dado en el vientre materno. Doscientas lunas me han exonerado de esta ceremonia que ahora enfrentas, con tus pasiones intactas, con tus atavíos de la mejor de las sedas, con tus sienes resplandecientes al calor de la historia de la Tierra.

Quizás el demiurgo se solazaba, en los primeros días, imaginando este acontecimiento. Quizás confiaba en que todos los ríos se juntarían en esta capital, que sus nietos, los vientos, se reunirían danzando entre lenguas de fuego una vez más, para poner punto final a la angustia, al hambre y la opresión. Pero que le podían importar a él los ciclos de la historia, que le podían inspirar las desventuras de los grandes linajes de esta tercera roca, en este recóndito rincón del universo. Que le podía importar a él, que es todo pensamiento, que es todo esencia, enterrar los pies en la inmundicia. Allá la tercera roca. Allá los homo sapiens sapiens. Allá sus gobiernos, sus emanaciones de dióxido de carbono, sus lágrimas y sus angustias. Allá la cólera de Aquiles, hijo de Peleo. Allá ellos.

Ya se alzan Ares y Afrodita entre las líneas de Ilión. Ya se alza Palas Atenea, con sus ardientes ojos de lechuza, blandiendo su lanza al compas del ingenio estratégico de un fatigado Odiseo. Ya el Olimpo se prepara para llorar su decadencia porque los hados han decidido que a las puertas de Ilión se sellará, por última vez, el destino de los dioses. Y tu estás allí, indolente, esperando que las últimas velas se apaguen. Eres la navaja que cercenará toda esencia. Tu filo amenazante, me fuerza a rendirme ante la evidencia de que no hay más salida.

Ya el barquero me está esperando. La paciencia es toda su virtud. Se preparó toda su vida para esperarme. Para esperarnos. Para conducirnos a aquella última estación. Es cierto que no asistiré a tu ceremonia. Las aguas turbias de nuestro ensueño nos han empañado la razón. Ya no hay un filo que nos separe. Nos perderemos en la misma corriente: Tu, la evidencia; yo, las ideas. Y el barquero, que solo piensa en los óbolos que se llevará como premio. Quizás el demiurgo no se retiró a descansar, después de todo. Quizás este es su retiro: conducir almas hasta su última estación, por el módico precio de dos óbolos.

Todos mis hermanos han caído. Todo es confusión. Mi sufrimiento es infinito, y la Tierra es finita. No puedo cerrar esta herida y seré la ruina de la civilización.

Llévate mi esencia, Prometeo. Ya no hay nada que yo pueda hacer por los mortales.

Charlie

domingo, 10 de julio de 2016

Nieve

Estoy sorprendido de descubrir que en nuestro cancionero popular hay una cancioncita (un poco triste) con música de Agustín Magaldi que hace referencia a un prisionero en Rusia condenado a ir a trabajar a Siberia (con los pies encadenados) mientras piensa que su amada en Moscú seguramente está sucumbiendo al amor de otro. Todo este relato es muy propio de las novelas rusas de Dostoyevski o de Tolstoi.

Aquí un video con la canción en cuestión:



Y la letra, gracias a todotango.com:

Nieve
Canción
Música: Agustín Magaldi
Letra: Manuel Ferradás Campos

No cantes, hermano, no cantes,
que Moscú está cubierto de nieve
y los lobos aúllan de hambre...
No cantes que Olga no vuelve,
aunque el sol nuevemente ilumine,
aunque siga cayendo la nieve...

Rumbo a Siberia mañana
saldrá la caravana,
¡quién sabe si el sol
querrá iluminar nuestra marcha de horror!
Mientras en Moscú,
mi Olga tal vez a otro amor se entregó
¡No cantes, hermano,
no cantes, por Dios!

Unidos por crueles cadenas,
por la estepa mil leguas haremos
caminando con rumbo a Siberia...
No cantes, que es ruda la helada;
ya Moscú se ha cubierto de nieve
y la nieve ha llegado a mi alma.

Rumbo a Siberia mañana
saldrá la caravana,
¡quién sabe si el sol
querrá iluminar nuestra marcha de horror!
Mientras en Moscú,
mi Olga tal vez a otro amor se entregó...
¡No cantes, hermano,
no cantes, por Dios!

¡Mi Olga!... Olga, Olga... ¡Mi Olga!...

sábado, 1 de febrero de 2014

Resplandeciente

Resplandece al alba la mirada desafiante de su destino condenado. Como una sombra, él se desliza por las rocas, silencioso, guardando el aliento, porque sabe que lo perderá para siempre. Afortunadamente, conoce gente. Conoce gente que no lo olvidará. Conoce gente que lo ha amado, que lo ha protegido, solo porque él ha visto en ellos un ser brillante. No desea prolongar su agonía, pero no quisiera irse sin verlos una última vez. Entonces cierra sus ojos y allí están. Uno por uno, él va visitando a sus amigos, a quienes ha enaltecido millares de veces con su mirada generosa, con sus pupilas profundas, con sus ojos viejos. Allí está ella que rescató su alma justo antes de que cayera al temible precipicio de la culpa y de la soledad. Allí está el otro, que se jugó la vida por él, como él mismo lo haría por todo el mundo. Allí también está aquella, con toda su familia, que confiaron en él, y él como siempre cumplió con su palabra. Allí, allí está ella. Ella, que lo ha salvado tantas veces y en tantas maneras diferentes. Pero que aún no lo sospecha. Y él se va desvaneciendo. Ahora, otra vez, todos ellos pasan delante de su mirada, sumergidos en sus vidas preciosas y él está feliz porque todos ellos son almas resplandecientes que han sabido amar, que han elegido el camino correcto pero, sobre todo, son almas que no lo olvidarán. Contiene el aliento aun, haciendo fuerza, intentando que sus pies lo sostengan una vez más, una última vez. Respira. Respira profundo, todo el aire que necesitará. Contempla el cielo y respira. Sonríe. Sonríe. Sus ojos brillan como nunca antes habían brillado. Este es su último aliento y lo está por perder para siempre. Para siempre. Respira. Sus ojos se tornan oscuros, tristes. De repente, parecen los ojos de un niño asustado. Pero las pupilas no han perdido su profundidad... ¡oh!, no. Sabe que después de toda esa vida de hombre bueno, sensible, valiente, generoso, resplandeciente, solo le queda gritar. Aun así, a pesar del miedo, de las lágrimas que han empezado a rodar sobre su rostro y del silencio que lo rodea, está feliz, porque en este supremo día, él sabe que lo ha dado todo. Sabe que ha dado vida. Y este es su último aliento. Solo le queda... gritar.

viernes, 25 de mayo de 2012

Diálogos. Borges-Sábato

Sábato: (...) Usted sabe que los propósitos siempre son superados por la obra, cuando se trata del arte. Quién recuerda en qué acceso de patriotismo Dostoievsky se propuso escribir un librito titulado «Los borrachos», contra el abuso del alcohol en Rusia: le salió «Crimen y castigo».
Borges: Claro, si el «Quijote» fuera simplemente una sátira contra los libros de caballería no sería el «Quijote». si al final, cuando termina la obra, el autor piensa que hizo lo que se propuso, la obra no vale nada.
Sábato: Tal vez los propósitos sirvan como trampolín para lanzarse después a aguas más profundas. Allí empiezan a trabajar otras fuerzas inconscientes, poderosas y más sabias que las conscientes. Las que en definitiva revelan las grandes verdades. (...)

Fragmento de "Diálogos. Borges-Sábato"
Diálogos entre dos grandes de la literatura compaginados por Orlando Barone. Libro que estoy leyendo con mucho entusiasmo, por cierto. Es genial que uno pueda leer a Borges hablando de todo un poco como si se lo encontrara en el café nada menos que con Sábato. Orlando Barone fue un iluminado al reunirlos para volcar estas charlas a un libro de valor incalculable.

sábado, 5 de mayo de 2012

Bibliofilia

Ordenando mi biblioteca esta tarde armé un pequeño álbum. Me siento muy orgulloso de mis libros. La bibliofilia está consumiéndome. Que así sea.

sábado, 19 de noviembre de 2011

Fin de la tormenta - 19 de Noviembre de 2011

Algunas imágenes del final de la tormenta de hoy, con nubes amarillas y arco iris incluido. Son unas pocas y la calidad es de prueba, ya que recién le estoy agarrando la mano a la cámara, pero me gustan bastante.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Eclipse

"¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza
De polvo y tiempo y sueño y agonía?"

Jorge Luis Borges. Ajedrez.


Algo
Mordisquea la figura
del anhelante destello
de la anhelante vida.

En nuestro fugaz paso
por esta tierra
de extraños colores
de insalvables rigores
de insaciables temores
Escribimos.
Este cielo que desconocí
cuando era niño.
Se burla de mi
Porque aun lo desconozco.
Mi caida
desde el sueño matinal
hasta la noche de la luz
será infinita. Y la naturaleza
también se burlará
de mi inútil caída.

No veo para creer...
veo para dudar.
No creo para saber...
creo para dudar.

Alguien no perdonará mi osadia
de desmentir al romántico
que se sabe centro
de la infinitud.

Alguien no perdonará mi desvergüenza
al admitir que la magia esta en mí mismo
y en la tierra. Pero no creo en ella.

El romantico llorará
cuando lo saque
de su trono geocéntrico.
El cielo se oscurece
Mi vida se consume...
¿Que clase de poeta
no puede soñar,
aún entendiendo
los complejos mecanismos
de la vida?

Carlos M. Silva
Escrito el 25/12/07. Corregido el 20/12/15.